"La fidelidad o el descuido en lo que parecen ser deberes menos importantes puede abrir la puerta a las más ricas bendiciones o a las mayores calamidades. Son las cosas pequeñas las que prueban el carácter. Dios mira con una sonrisa complaciente los actos humildes de abnegación cotidiana, si se realizan con un corazón alegre y voluntario. No hemos de vivir para nosotros mismos, sino para los demás. Sólo olvidándose de nosotros mismos y abrigando un espíritu amable y ayudador, podemos hacer de nuestras vidas una bendición. Las pequeñas atenciones, los actos sencillos de cortesía contribuyen mucho a la felicidad de la vida, y el descuido de estas cosas influye no poco en la miseria humana." Patriarcas y Profetas Pág.155
martes, 27 de abril de 2010
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